Pyongyang, 7 de septiembre (ACNC) -- En relación con que se cumplen 67 años desde cuando las tropas norteamericanas ocuparon el Sur de Corea, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea hizo pública el día 7 la siguiente declaración:

Ya transcurrieron 67 años desde cuando las tropas yanquis ocuparon el territorio surcoreano.

Al comienzo de la guerra fría entre el Oriente y el Occidente, Estados Unidos ocupó el Sur de Corea a fin de preparar el trampolín para realizar su estrategia de dominio militar sobre el continente eurasiático.

Debido a esa ocupación, fueron frustrados la aspiración y deseo de la nación coreana de lograr la independencia total y el desarrollo independiente del país y comenzó la tragedia de la división en dos de un país, una nación.

Desde los primeros días de ocupación, EE.UU. formó las fuerzas serviles proyanquis y lanzándolas a la confrontación fratricida, cometió sin parar las acciones de agresión y provocación de nueva guerra para conquistar toda la Península Coreana.

Durante largo tiempo de más de medio siglo, la RPDC tuvo que sufrir tremendas pérdidas convirtiéndose en el blanco no.1 de ataque de las tropas norteamericanas ocupantes del territorio surcoreano y se vio obligada a procurar el propio disuasivo nuclear mediante la austeridad económica frente a la creciente amenaza de la primera potencia nuclear del mundo.

La ocupación norteamericana del suelo surcoreano también convirtió la Península Coreana en zona más candente del mundo y se hace hoy en el tumor maligno que agrava seriamente la paz y la estabilidad del Nordeste Asiático y el mundo.

Según su nueva estrategia de defensa que exige reforzar las fuerzas armadas en la región de Asia-Pacífico, EE.UU. pretende la ocupación perpetua del suelo surcoreano cambiando la justificación, o sea, la "defensa" del Sur de Corea por la de "mantenimiento de la paz regional".

El carácter y papel de las tropas norteamericanas ocupantes del Sur de Corea se cambian en lo correspondiente a las fuerzas armadas en el frente avanzado, encargadas de cumplir la estrategia de tomar la hegemonía militar en la región, y a las "fuerzas móviles estratégicas". Los títeres surcoreanos desempeñan aquí el papel de lacayos coloniales que cumplen la agresiva política de guerra de EE.UU.

Para elevar la movilidad y la capacidad de ataque de las tropas ocupantes, EE.UU. libra con más frecuencia y mayor envergadura los ejercicios militares de distintos tipos bajo el pretexto de hacer frente a la supuesta "provocación" y "amenaza nuclear" de la RPDC llevando así la situación al borde de guerra.

EE.UU. rehúsa obstinadamente a firmar un acuerdo de paz con la RPDC porque le necesita mantener la justificación de su ocupación perpetua del Sur de Corea al dejarla de continuo como su enemiga.

La ocupación del suelo surcoreano por parte de tropas norteamericanas es la máxima expresión de la política hostil de EE.UU. a la RPDC.

Mientras prosiga la presencia militar norteamericana, EE.UU. no puede decir que no tiene hostilidad sobre la RPDC y nadie le creerá aunque lo diga.

Ya que continúa la política hostil norteamericana, la RPDC no tiene otro remedio que mantener y fortalecer su disuasivo nuclear y de ser así, se tornará más lejana la solución del problema nuclear de la Península Coreana.

La retirada de tropas norteamericanas ocupantes del Sur de Corea es una tarea común de todas las partes interesadas que desean la paz duradera y la prosperidad de la Península Coreana y el resto del Nordeste Asiático.

Si EE.UU. quiere mantener sus tropas en suelo surcoreano en contrasentido a la unánime aspiración de los pueblos regionales, debería estar dispuesto a probar lo que es la guerra total con la RPDC.