La máxima de Kim Jong Il, Dirigente de Corea, fue considerar al pueblo como cielo. 

La realidad, expresó, es una buena escuela y las masas populares son maestros. Las masas populares son maestros, porque conocen más que nadie la realidad y tienen ricas experiencias. La historia humana de transformaciones del mundo muestra que es inagotable su fuerza e inteligencia. En el mundo no hay nada más poderoso e inteligente que ellas. Las adoro como gran maestro, puntualizó. 

En ocasión de su visita de trabajo a la obra de construcción de una central hidroeléctrica, expresó que había venido para conocer cómo se iba a garantizarles las condiciones de vida a los que serían evacuados del área que fuera anegada, además de analizar el estado de ejecución de la obra. Recomendó construirles primero viviendas mejores que las anteriores, aunque por esto la obra de la planta se demorara un tanto. Posteriormente, miles de familias se mudaron a la vez a las casas modernas, provistas de utensilios domésticos. 

Al informarse de que un diluvio sin precedentes inundó por completo una ciudad, Kim Jong Il adoptó medidas de socorro que no permitían ningún daño personal. Según su orden se movilizaron helicópteros, barcos de transporte de alta velocidad, carros anfibios y unidades militares. No se había perdido ni una sola vida y más bien hubo partos durante la campaña de socorro. 

Kim Jong Il priorizó y absolutizó los intereses y comodidades del pueblo y no perdonó nunca lo que los perjudicara. 

Cuando visitó a un centro productor de acero percibió la baja temperatura en el comedor de obreros y recriminó a los cuadros haciéndoles pedir disculpa a los obreros. 

Son incontables las historias de su amor por el pueblo. 

Kim Jong Il se propuso como su máxima tarea y meta elevar el nivel de vida poblacional y siempre estuvo de viaje de trabajo para hacer realidad el deseo del pueblo. Quiero darle más al pueblo y trabajar más por él, me apena ver pasar cada minuto, dijo él. Por eso, agregó, trabajo con entusiasmo aprovechando al máximo los minutos y segundos. 

También en 2011, último año de su vida, no dejó de hacer viajes de trabajo. 

Su mayor preocupación fue mejorar la vida del pueblo. 

Visitó muchas unidades entre las cuales figuran tanto fábricas de industria ligera de nivel central como pequeñas cooperativas productivas locales. 

Bajo el calor sofocante recorrió la exposición de mercancías montada en el Almacén Universal No.1 de Pyongyang, ocasión en que presentó tareas para 


desarrollar la industria ligera del país y mejorar los servicios comerciales. 

Visitó la moderna Carnicería-Pescadería en la avenida Pothongmun recién construida y el Instituto de Horticultura de Pyongyang con el fin de suministrar al pueblo frescas verduras en todas las estaciones del año. 

Durante su visita al invernáculo del Instituto de Floricultura de Pyongyang, al ver flores plenamente abiertas propuso establecer más florerías para alegrar al pueblo. En el restaurante de fideos de un pueblo de mineros, donde estaba de visita, probó hasta el sabor de los platos que se preparaban para la población y en las fábricas de maquinaria se interesó por la producción de artículos de uso diario. 

La zona de Wonhung en el suburbio de Pyongyang es fruto de una medida de bienestar popular. Según su iniciativa se construyeron la moderna Granja Frutícola Combinada Taedonggang y las plantas de procesamiento integral de frutas, ganadera y de producción de redes de último tipo, así como una planta de cría de tortugas que le dio una gran alegría pues se trata, según sus palabras, de una construcción de valor socialista que beneficiaría sustancialmente al pueblo. 

En todos los lugares donde él estuvo se realizan sus proyectos destinados a convertir en realidad el sueño del pueblo. 

Empezó a producirse en gran cantidad la tela de vinalón; se ha asentado una sólida base de producción de fertilizantes con materias primas domésticas; con la remodelación de un gran centro productor de sustancias de sabor azucarero hay posibilidades de la producción masiva de dulces. 

La Granja de Patos de Tudan recién remodelada, la Piscifactoría de Kujang con halagüena perspectiva de producción, la Granja Frutícola de Kosan de gran capacidad donde se aplican últimos logros científicos y técnicos y otras muchas similares son testigos de los esfuerzos que Kim Jong Il realizó por el pueblo. 

Hasta dos días antes de su fallecimiento Kim Jong Il visitó el Centro de Información Musical Hana, y el Centro Comercial de la Zona de Kwangbok, los cuales contribuirían al fomento del bienestar del pueblo. 

Trabajó con un entusiasmo sobrehumano para realizar el ideal del pueblo hasta fallecer en un viaje como consecuencia de sus desgastes mental y físico acumulados por años. 

Amó tanto al pueblo y consagró todo lo suyo por su felicidad, razón por la que éste lo respetó infinitamente y lo siguió sinceramente. 

Su repentina desaparición física le causó inmensa tristeza y dolor al pueblo coreano, que le rindió el máximo homenaje entre las lágrimas, escena que conmovió al mundo. 

Su noble imagen como generoso padre del pueblo la tendrán grabada los coreanos, generación tras generación, en lo más profundo de su corazón. 



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