Se refiere a Kim Jong Suk de la Corea socialista, combatiente revolucionaria que participó en la prolongada lucha antijaponesa.

Extraordinaria estratagema militar y misterioso arte de tiro

Bajo la atención del Presidente Kim Il Sung, invencible comandante de acero, Kim Jong Suk asimiló maravilloso método de combate guerrillero y estratagema.

El combate de defensa de Naitoushan efectuado en enero de 1936 terminó con la victoria de la guerrilla coreana por la rara táctica de hoguera inventada por Kim Jong Suk. El imperialismo japonés movilizó en el combate a más de 800 efectivos incluida una unidad especial adiestrada en el combate guerrillero y una compañía de morteros del ejército japonés. La heroína propuso una táctica de prender hoguera en varias cotas de Naitoushan, revelar así adrede la ubicación de la guerrilla, emboscarse en un sitio favorable y sorprender al enemigo. El combate se desarrolló tal como la heroína había previsto. Por el imprevisto ataque de la guerrilla, las tropas japonesas se huyeron precipitadamente con saldo de muchas pérdidas. 

La guerrillera legendaria aplicó hábiles y disímiles estrategias y tácticas también en muchos combates posteriores.

Kim Jong Suk tenía un misterioso arte de tiro.

Hay muchas anécdotas al respecto, como las de que en la noche dispara hacia donde ráfagas y se oye sin falta los alaridos, de que a cientos de metros de distancia corta a tiro solo el cuello de la botella trasparente y de que en una noche tan obscura como la boca de lobo a la tenue luz lunar, de un tiro rompe la línea telefónica tendida en el poste.

Los chinos y soviéticos de las Fuerzas unidas antijaponesas se maravillaron tanto del arte de tiro de Kim Jong Suk y decían que su bala “tenía ojos”.

Coraje sin par y fervorosa humanidad

Kim Jong Suk tenía coraje sin igual.

En 1933, según el propósito estratégico de Kim Il Sung se propuso la alianza con la unidad antijaponesa de los chinos denominada “tropa Pingri”. La tropa china, engañada por las maniobras de cizaña de los imperialistas japoneses, mataba a ciegas a los coreanos inocentes. Y unirse con ella era una tarea verdaderamente difícil.

A pesar de lo cual, la heroína propuso negociar con el comandante de esa unidad china y sin titubeo fue a verlo. Con su intrepidez rechazó a los guardias que le acometían con el fusil y se encontró con el caudillo, tan imperativo y hostil.

La heroína se mantuvo tranquila y ecuánime y explicó con modestia y lógicamente sobre la naturaleza de las maquinaciones de cizaña del imperialismo japonés encaminadas a separar los pueblos coreano y chino. Sus eminentes cualidades admiraron al interlocutor y las negociaciones resultaron exitosas.

Kim Jong Suk tenía ferviente humanidad.

Si fuera para sus compañeros y el pueblo no se vaciló en consagrar todo lo suyo. Cuando realizaba el trabajo clandestino en una aldea, al enterarse de que el terrateniente abandonó a su niña criada enfermiza con alta fiebre en una choza del monte, sin demora fue allí para atenderla. Sus compañeros, preocupados por el posible contagio, la disuadieron más de una vez de hacerlo, pero a riesgo de su vida, no retrocedió hasta salvarla. Se trata de una prueba de su fervorosa humanidad y caridad.

Después de derrotado el imperialismo japonés las muchachas niponas, otrora enfermeras del ejército, en el camino de repatriación, llegaron a la casa de la heroína para pedir algo y ella, sin ningún prejuicio las atendió. Cuando abandonaban el lugar les hizo trámites y dio ropas nuevas, comida e incluso el viático. Transcurridos 25 años, una de esas japonesas, sin olvidarse de aquel hecho, envió su carta de agradecimiento por intermedio de la comitiva del alcalde de Tokio de Japón que visitaba a la RPD de Corea.

Escolta del líder

Kim Jong Suk consagró toda su vida en defensa de Kim Il Sung.

Cito por ejemplo el combate en la desembocadura del Dashahe realizado en junio de 1940. Kim Il Sung, de pie sobre una roca en la ladera del monte, dirigía el combate. La heroína estaba al lado de la roca, observaba atentamente el contorno, descubrió que a unos pasos de distancia algunos enemigos tomaban la posición de tiro al haberse acercado sigilosamente a través del matorral, momento crítico cuando ofreciéndose como blindaje, cubrió a su Comandante. Rápidamente lanzó ráfagas certeras y abatió en un abrir y cerrar de ojos a los enemigos. Así pasó un momento tan peligroso que se decidía el destino de la revolución coreana. El abnegado servicio de la figura como escolta fue invariable tanto en los días de la lucha antijaponesa como en los de la construcción del Estado después de la liberación del país.

Hoy el pueblo coreano celebra el centenario del nacimiento de Kim Jong Suk. La protagonista, heroína antijaponesa leyendaria, es noble y eterno prototipo de todos los coreanos.