El pasado 29 de noviembre Corea volvió a asombrar al mundo con el exitoso lanzamiento experimental del cohete balístico intercontinental (ICBM en siglas inglesas) Hwasong-15.

El acontecimiento demostró una vez más cómo se desarrolla el sistema coheteril coreano y cuál es su meta. 

Por su capacidad de transportar proyectiles de peso y tamaño supergrandes que pueden atacar cualquier parte del territorio norteamericano, el Hwasong-15 es muy superior al Hwasong-14, lanzado en dos ocasiones en julio pasado, con respecto a los datos estratégicos y características técnicas. 

El último cohete subió 4 475 kilómetros, navegó 950 kilómetros durante 53 minutos y dio exactamente en un punto prefijado de las aguas internacionales del Mar Este de Corea. Con ello ha alargado más de 1 600 km y más de 750 km su distancia en comparación con el primero y el segundo lanzamientos del Hwasong-14, respectivamente, y patentiza el acelerado desarrollo coheteril de Corea. Cualquiera puede conjeturar sin dificultad el radio estratégico y el potencial de ataque de un cohete como aquel. 

El Hwasong-15 deja estupefacto al mundo no solamente por su alcance sino además por su nueva plataforma de lanzamiento, un componente importante del sistema del ICBM. 

Ya con anterioridad, exactamente en el último febrero y mayo, especialistas coheteriles de distintos países expresaron su gran admiración observando el lanzamiento experimental del misil estratégico de alcance intermedio tierra-tierra Pukkuksong-2, con ayuda de un carro de oruga con plataforma de lanzamiento autopropulsado, desarrollado con los propios recursos y tecnología de Corea. 

Esta vez Corea perfeccionó por su propia cuenta el carro de nueve ejes con plataforma de lanzamiento y comprobó en la práctica su movilidad, la capacidad de cabestrante y la fiabilidad del sistema de despegue, haciendo gala de las potencialidades del nuevo cohete. 

Contemplando su exitoso lanzamiento, Kim Jong Un, Máximo Dirigente del pueblo coreano, declaró con orgullo que hoy se ha logrado finalmente la causa de la potencia coheteril, la gran obra histórica del perfeccionamiento de las fuerzas armadas nucleares del país. 

En fin, Corea ha llegado a poseer un nuevo y poderoso sistema coheteril caracterizado por una excelente movilidad y puntería y ha constatado ante el mundo que ha alcanzado la fase concluyente del desarrollo del sistema coheteril propuesto por ella.

En más de una oportunidad Corea ha aclarado que su desarrollo de armas estratégicas obedece enteramente a la necesidad de asegurar la soberanía nacional, la integridad territorial y la vida pacífica del pueblo frente al chantaje nuclear de Estados Unidos. Y esta vez ha reiterado, en nombre de su gobierno, que a menos que se perjudiquen los intereses nacionales, su disuasivo nuclear no será una amenaza para ningún país o región. 

Esta disposición amante de la paz se ha evidenciado en varios ensayos de cohetes balísticos intercontientales, disparados en un ángulo que permite alcanzar la mayor elevación posible para no afectar a la seguridad de los países vecinos. 

Kim Jong Un aseveró que el verdadero “enemigo” que deben enfrentar las fuerzas armadas nucleares del país es la guerra nuclear en sí, que el objetivo definitivo es lograr realmente el equilibrio de fuerzas con Estados Unidos para que su mandatario no diga atrevidamente disparates como la opción militar respecto a Corea y que seguirá consolidando cualitativamente la capacidad de ataque militar que permita propinarle a Norteamérica contragolpes nucleares difíciles de soportar.