A las 2 y 48 de la madrugada del 29 de noviembre de 2017, la República Popular Democrática de Corea (RPD de Corea), país intransigente con los Estados Unidos, realizó con éxito el lanzamiento experimental del cohete balístico intercontinental Hwasong-15.

El gobierno de la RPD de Corea informó que esa poderosa arma tiene alcance más largo que el Hwasong-14 lanzado en julio y elevados datos y propiedades técnicos y que constituye un evento histórico de la realización de la gran obra histórica del perfeccionamiento de las fuerzas armadas nucleares, la causa de la construcción de la potencia de los cohetes.

Los principales medios de prensa del mundo transmitieron unánimemente la noticia.

¿Qué sentido tiene el lanzamiento experimental del cohete por parte de la RPD de Corea?

Ante todo, ha dado una clara respuesta a la locura y los disparates de Estados Unidos.

Las relaciones entre la RPD de Corea y los Estados Unidos que se agravaban al máximo se han atenuado durante cierto tiempo por la paciencia de la primera.

Estados Unidos la juzgó como expresión de temor o debilidad.

Incluso su presidente acudió a Corea del Sur y dijo maldiciones y disparates contra la RPD de Corea y altos politiqueros norteamericanos impusieron a otros países que rompieran todas las relaciones con ella y volvieron a designarla como “país patrocinador del terrorismo”, tilde que le habían quitado en 2008.

Pero, el imperio se equivocó. Corea nunca temió a tal locura ni retrocedió. Por el contrario, observando con mucha calma la situación, fortaleció más su fuerza. Con el lanzamiento experimental del Hwasong-15 dio a Estados Unidos la clara respuesta de que no renunciaba a su opción ni retrocedía, que su sentimiento antiyanqui se hacía más intenso día a día y que iba a hacerle frente con su digna capacidad militar.

Estados Unidos sentirá lo mismo que siente un boxeador que se vanagloria en el ring y recibe un inesperado golpe duro en la nuca por el adversario al que consideraba débil.

En segundo lugar, el lanzamiento del Hwasong-15 es una advertencia a Estados Unidos.

Trump, político inmaduro y lego en el arte militar, aprovecha cada ocasión para hacer alarde de la supremacía de Estados Unidos y cacarea que no dejará en paz a la RPD de Corea, lo que no es más que el ladrido del perro rabioso.

Equilibrar las fuerzas con Estados Unidos y hacerle frente, esta es la voluntad de la Corea socialista.

Su fuerza militar autodefensiva ya se ha hecho tan grande que inquieta a su enemigo Estados Unidos. No obstante, este país, vanagloriándose, continúa el chantaje militar.

Con el lanzamiento último del cohete la RPD de Corea ha mostrado ante el mundo que su brazo de hierro se ha alargado más, teniendo todo el territorio estadounidense al alcance de ataque de su potente cohete.

Con ello advierte a Estados Unidos que conozca correctamente lo capaz que es ella y que se controle.

La acción es más convincente que cien palabras.

La administración estadounidense debe comprender correctamente el sentido que lleva implícito la advertencia de Corea.

Deberá tener presente que las estereotipadas “resoluciones de la ONU” y la “extensión de las restricciones” no son clave para resolver los problemas sino que los complican aun más.