Los coreanos siguen al Partido del Trabajo  de Corea (PTC) llamándole madre.

Sería un fenómeno que no puede ser comprendido fácilmente en cualquier  lugar del mundo para no hablar de la sociedad occidental.

En la comuna  Janghung del distrito Yonggwang  de la provincia Hamgyong del Sur, en la parte oriental de la RPDC vive una japonesa naturalizada llamada Rim Kyong Sim. Sus padres son japoneses. Después que su padre abandonó a ella y su madre estas tuvieron que pasar trabajos duros para sobrevivir. Posteriormente ella vino a la RPDC siguiendo al padrastro coreano.

El PTC, aunque ella y su madre son japonesas, las trató solícitamente sin discriminación alguna. Les destinó  gratis una vivienda confortable, ofreció  oficios estables y aseguró todas las condiciones necesarias para comer y vestir.

Rim Kyong Sim contrajo matrimonio con un coreano y  pudo disfrutar de una vida digna y feliz. Pero su familia no pudo corresponder debidamente a la solicitud del PTC, pues su primogénito tuvo que  recibir la sanción jurídica durante tres años por haber cometido un crimen ante la patria. Kyong Sim se quedó desalentada sin esperanza alguna.

Pese a que la propia madre dejó a un lado a su hijo meneando la cabeza el PTC no lo abandonó. Con el sentimiento de padres propios que se angustian más por sus hijos enfermos y defectuosos lo educó constantemente, lo presentó como cuadro de una organización de base de la entonces Unión de la Juventud Socialista Kim Il Sung y le hizo participar como delegado en el acto conmemorativo por el 60 aniversario de la fundación de la Unión de la Juventud mencionada. Además, incorporándolo en el sistema de estudio compaginado con el trabajo, le hizo graduarse en la Universidad de Agricultura de Wonsan y trabajar como jefe de brigada.

Su primogénito, a fin de corresponder a la solicitud del PTC que le confió, instruyó y presentó a él que otrora pecó ante la patria, trabajó con entusiasmo y por fin llegó a alistarse  en el PTC.

Kyong Sim, muy agradecida por el amor del PTC, escribió una carta a su Presidente, Máximo Dirigente Kim Jong Un. Este leyó su carta y le escribió de su puño y letra una carta de respuesta cuyo contenido es como sigue: Nuestro Partido abraza más hondamente y presenta a las personas que sufrieron pena en el alma, es la madre quien se apena más que nadie  por el dolor de su hijo, lo acaricia y le dona sin vacilación hasta su carne y  sangre, pienso que es el sentimiento de las madres de este mundo alegrarse por el bien de sus hijos y considerarlo como el placer de toda la vida  no trocable por nada del mundo, es por esta razón que llaman madre a nuestro Partido, el Partido orientará y ayudará bien a su primogénito.

Por solo este ejemplo se puede saber bien por qué los coreanos siguen al PTC llamándole madre. No es del todo casual que ellos están llenos de la convicción y la voluntad de compartir el destino con el PTC llamándole madre íntimamente.