Hace 90 años nació el primer grupo armado revolucionario de Corea

Guerrilla Popular Antijaponesa

Al comienzo del siglo XX, la ocupación militar del imperialismo japonés (1905-1945) convirtió a Corea en un infierno. La apátrida nación coreana cayó en la servidumbre contemporánea. Los japoneses cacarearon: “Que los coreanos obedezcan a la ley japonesa o mueran.” En eso cuando la historia de cinco milenios de la nación coreana estaba a punto de ser borrado despiadadamente apareció un hombre que enarboló la bandera de la lucha antijaponesa, quien no fue sino Kim Il Sung (1912-1994).

Él que había experimentado la tragedia del país y tomado el camino de la revolución a poco más de 10 años de edad con el propósito de alcanzar la independencia del país, presentó la idea de que la única vía para derrotar al invasor japonés era librar la lucha armada y logró fundar la Guerrilla Popular Antijaponesa.

En esta empresa consideró más importantes al hombre y el arma.

Pensó que las masas, si se formaran en la conciencia revolucionaria, para su liberación voluntariamente tomarían el fusil y a partir de esto, encontró a los que involucrar en la guerrilla. De la guardia roja, la vanguardia infantil, el piquete obrero, la brigada de choque regional y otras organizaciones paramilitares los jóvenes que querían alistarse en la guerrilla y otros forjados en la lucha fueron selectos como tales objetos. El arma fue solucionada principalmente con el método de arrebatarla al enemigo. Los revolucionarios coreanos, para conseguir un arma, consagraron sin vacilación su vida. A la par de esto, se empeñaron para manufacturarla con sus propios recursos. Instalaron un simple taller de armamentos y fabricaron la espada, la lanza, la pistola y otras cosas similares.

También la organización del destacamento se realizó con arreglo a las propias condiciones. Primero bajo la dirección de Kim Il Sung se organizó una pequeña guerrilla integrada de 18 jóvenes revolucionarios de nueva generación y de seguida en varias regiones muchas homólogas de unos 10 a 20 hombres.

Por fin, el 25 de abril de 1932 en la selva de Antu (en el noreste de China) fue fundada la Guerrilla Popular Antijaponesa, el permanente destacamento armado revolucionario. 

El imperialismo calificó a la guerrilla antijaponesa como “un grano en el mar”. En realidad la Guerrilla Popular Antijaponesa, cuando se fundaba, contaba apenas con un poco más de 100 miembros. Es que esta tropa armada se alzó en el combate de a muerte contra el ejército Kwantung de Japón con un millón de soldados equipados con las armas modernas como el avión y el tanque.


Ejército Revolucionario Popular de Corea

Kim Il Sung, mientras engrosaba continuamente el ejército a través de las expediciones hacia el Sur y el Norte de Manchuria y el combate de defensa de la zona guerrillera en la zona litoral del río Tuman, lo fortaleció más en el plano militar y el político. Por aquel tiempo, la GPA fue reorganizada en el Ejército Revolucionario Popular de Corea (ERPC) hizo factible augurar más bien la dirección unificada sobre los destacamentos guerrilleros crecidos y fortalecidos en varias regiones, medida revolucionaria para elevar su combatividad y enfrentar más activamente a la ofensiva de gran envergadura del imperialismo japonés.

Bajo la dirección de Kim Il Sung, en el tiempo comprendido entre el marzo y el mayo de 1934 se efectuó la reorganización arriba mencionada, lo cual posibilitó que el permanente ejército revolucionario saliera libremente al área más ancha y actuara activamente en grandes unidades. El ERPC se evolucionó como el más poderoso ejército en el Noreste de China y le Península Coreana con el monte Paektu como centro.

En virtud de la propicia preparación del gran ejército, por la noche del 4 de junio de 1937 en Pochonbo se levantó la antorcha que había anunciado que la Corea no estaba muerta sino viva. El ERPC, en muchos lugares del interior del país y Manchuria de China como Luozigou, Laoheishan, Jiansanfeng, zona de Musan, Damalugou, Hongqihe y Dashahe les asestó duros golpes a las tropas élites del imperialismo japonés.

A partir de la idea de que un ejército revolucionario debía vencer con la superioridad política, ideológica y estratégica al enemigo superior en el número y la técnica militar, creó muchas y originales estrategias, tácticas y métodos de combate y les propinó ignominiosa derrota a los grandes destacamentos de “castigo” del imperialismo japonés.

Pero, la Lucha Armada Antijaponesa librada sin abastecimiento estatal y la ayuda del ejército regular y durante largo tiempo fue la más ardua y heroica sin precedentes en la historia, cuya prueba es la marcha penosa que realizó desde el final del año 1938 hasta la primavera del año siguiente.

Durante la caminata Kim Il Sung estuvo al frente de los soldados. Llevó a cuestas a los niños guerrilleros cansados; compartió su ración de un tazón de harina de arroz tostado junto con los soldados; se ofreció como el centinela en sustitución de los soldados y salió primero en el enfrentamiento a los enemigos que embestían de sorpresa.

La marcha penosa, en resumen, fue, como Kim Il Sung escribiera en su Memorias, una lucha contra el rigor de la naturaleza, lucha contra la extrema privación de los alimentos y cansancio, lucha contra las terribles enfermedades y lucha contra los malvados enemigos, la cual fue acompañada de otra lucha severa, la de autoformación para superar las dificultades. Fue una lucha por la subsistencia y, a la larga, para vencer a los enemigos.


Victoria de la Lucha Armada Antijaponesa

La Lucha Armada Antijaponesa, en sí misma, fue, desde su comienzo, la lucha pannacional acompañada de la fundación y el fortalecimiento de las fuerzas armadas revolucionarias permanentes y la formación del frente unido de toda la nación. Todo su curso fue el curso en el que se escribía una nueva historia de la activa lucha del ERPC y la resistencia de todo el pueblo.

La lucha fue dirigida por Kim Il Sung.

Este, a base del análisis de la realidad del país convertido en la completa colonia del imperialismo japonés y las lecciones de la lucha de liberación nacional antijaponesa, definió la combinación de las actividades militares y políticas del ERPC y la resistencia de todo el pueblo como la vía fundamental para lograr la victoria de la Lucha Armada Antijaponesa.

Ateniéndose a esto, a lo largo y ancho del país se instituyeron muchos grupos armados y organizaciones de resistencia con varios nombres, lo cual sacudió el terreno de dominación colonialista del imperialismo japonés.

El 9 de agosto de 1945 Kim Il Sung dictó la orden de ataque definitivo para liberar el país. Las unidades del ERPC que plenamente estaban preparadas, conquistaron sucesivamente importantes puntos estratégicos de los enemigos, lo cual fue acompañado de las insurrecciones armadas de los civiles.

Finalmente, el 15 del mismo mes, Corea fue liberada. El pueblo coreano puso fin al martirio de apátrida de 40 años y acogió el nuevo día de renacimiento nacional.

En el período de la construcción de una nueva Corea se fundó, el 8 de febrero de 1948, el Ejército Popular de Corea como la fuerza armada regular que tenía como médula a los combatientes forjados en el fragor de la lucha antijaponesa y tenía integrados a los mejores hijos e hijas de los obreros, campesinos y otros trabajadores.

En la Guerra coreana (1950-1953), desatada dos años después de la fundación del EPC, él hizo rechazar tajantemente la agresión de las fuerzas aliadas imperialistas y hasta hoy, desbaratando en el momento oportuno las amenazas y provocaciones militares de los enemigos, defendió honrosamente la soberanía y la dignidad del país.

Siendo heredero del Ejército Revolucionario Popular de Corea fundado hace 90 años en la selva de Antu, el EPC se ha fortalecido como un invencible ejército preparado tanto para el ataque como para la defensa y capaz de enfrentarse a cualquier tipo de la guerra moderna, al que ninguno del planeta se atreva a tocar.