Muchos hombres en el mundo piensan que el dinero es omnipotente. Pero, hay algo que no es posible comprar ni cambiar con el oro. Precisamente es la noble idea, el noble espíritu.

Kim Il Sung (1912-1994) consideró la sublime idea, el noble espíritu, como el más preciado tesoro de un revolucionario.

Para él, el dinero y el tesoro material tenían significación solo cuando servían para el bienestar del pueblo. Ni una vez los consideró en relación con su vida privada.

Durante su existencia atendió todos los importantes asuntos estatales y dedicó todo lo suyo para la victoria de la revolución coreana y la causa de la verificación de la independencia del mundo, pero constantemente negó las propuestas de los funcionarios de aumentar su salario.

He aquí un episodio.

En noviembre de 1993 en la Granja Cooperativa de Wonhwa del distrito Phyongwon de la provincia de Phyong-an del Sur se efectuó el acto de balance anual y distribución.

La ceremonia adoptó la resolución de presentar a Kim Il Sung inscrito como el granjero de honor desde el período de la cooperativización agrícola socialista después de la Guerra coreana (1950-1953) la porción de distribución, una suma de 102 485 wones ahorrada hasta entonces. Se trataba de la expresión del agradecimiento hacia él que en el tiempo de la guerra junto con los campesinos del lugar depositó en la tierra las semillas, iluminó el camino por seguir la granja y atendió minuciosamente la vida económica de la misma.

Kim Il Sung dispuso que la suma se empleara en la compra de tractores, camiones y máquinas agrícolas para la granja.

En Corea hay un pintoresco monte llamado Myohyang en donde se ubica la Exposición Permanente de Amistad Internacional que conserva numerosos y preciados regalos de los dirigentes, las personalidades, las organizaciones y las instituciones de varios países enviados a Kim Il Sung.

El Presidente Kim Il Sung nunca pensó que los obsequios eran solo para sí misma. Los obsequios que recibimos son todos, dijo, bienes del país y no de propiedad individual y debemos conservarlos en la exposición de los regalos.

En general, políticos no hacen de público conocimientos los regalos recibidos. Considerándolos puramente como la señal de su personalidad y dignidad, los guardan y consumen por ellos mismos.  En el caso de mostrarlos a otros, los hacen un objeto de orgullo en sus personalidades.

Pero Presidente Kim Il Sung dispuso que incluso los regalos recibidos fueran el tesoro del país, del pueblo, que serán transmitidos generación tras generación.