El día 29, un RC-135U de la aviación norteamericana, despegado de Japón, cometió de nuevo el espionaje aéreo sobre la República Popular Democrática de Corea en las cercanías de las fronteras sur de esta última.

Además de RC-135U, U-2S, RQ-4B y otras propiedades de espionaje de las fuerzas aéreas de EE.UU. y la República de Corea fantoche vigilan ahora a la RPDC durante casi 24 horas atentando gravemente contra la soberanía y seguridad de ésta.

Nos vemos obligados a considerar más grave este caso porque sobrepasa el límite el peligro implicado en tal acción hostil.

RC-135U, que según el anuncio de EE.UU., hay sólo dos unidades, es el avión de reconocimiento estratégico de nivel estatal que cumple la función y misión de informar en tiempo real los resultados de espionaje recogidos al presidente, el secretario de Defensa y otras figuras elite.

Este hecho evidencia que el espionaje militar sobre la RPDC es organizado y ejecutado directamente por los mandos más altos de EE.UU.

Ponen de realce la gravedad de la situación tanto los espionajes de diversos tipos, inclusive el aéreo, como los ejercicios militares anti-RPDC de diferentes títulos que se efectúan en la Península Coreana en cualquier momento y en una dimensión sin precedentes.

Desde enero hasta abril de este año, EE.UU. y sus acólitos llevaron a cabo los entrenamientos de guerra anti-RPDC en más de 140 ocasiones, el doble de la cifra del mismo período del año pasado.

Las maniobras bélicas, planeadas por EE.UU. y los títeres de la RC para la segunda mitad del año en curso, tienen mayor envergadura y el carácter muy provocativo e imprudente.

En particular, Ulji Freedom Shield, que tendrá lugar en agosto, prevé el ejercicio de operación nuclear que toma como hecho consumado el ataque nuclear a la RPDC, y será revisado generalmente y completado el "plan operacional 2022" que consiste en golpear de manera preventiva las instalaciones y zonas medulares de la RPDC.

Bajo tales circunstancias, se torna cada día más frenético el acto de espionaje aéreo de EE.UU. que históricamente, vino desempeñando el papel de "bujía" en agravar a situación de la Península Coreana.

Es muy claro lo que significa el reconocimiento previo más concreto y detallado sobre las instalaciones medulares y zonas importantes de la RPDC.

La realidad enseña que el incremento de la capacidad de autodefensa, encaminado a apuntar, doblegar y frustrar a cada paso las acciones malintencionadas de EE.UU. y sus seguidores, es imprescindible para defender la soberanía, la seguridad y los intereses del Estado y constituye una tarea importantísima que debe ser cumplida con más prisa.

El Ministerio de Defensa Nacional de la RPDC expuso ya en serio su posición de pasar de inmediato a la acción cuando fueran violados la soberanía, seguridad e intereses del Estado.

Si las fuerzas hostiles como EE.UU. actúan con fanfarronada e imprudencia tratando de vigilar algo, se buscarán sólo una desgracia inesperada.