En este espacio, les ofreceremos las reflexiones de Ri Sun Ae, residente en la unidad de vecinos No 106 del barrio Sangsin del municipio Sosong de Pyongyang, la capital de la RPDC.
   "Escribo estas líneas con el fin de dar a conocer los grandes beneficios del sistema socialista de salud pública establecido en nuestro país.
   Fue en enero que se trasladara a un hospital central mi hijo Song Jin gravemente herido a causa de un accidente inesperado. Enterada de la noticia, acudí de prisa adonde los trabajadores médicos hacían todo lo que estuviera a su alcance, para resucitarlo tomando medidas de urgencia. Él estaba sin conocimiento debido a la grave contusión cerebral y rotura del intestino.
   La exitosa operación de varias horas no le ayudó a volverse en sí. Además, se mantenían alta fiebre y frecuente descenso de la presión arterial. Con el fin de mejorar esta situación, los médicos hicieron día y noche todos los esfuerzos posibles. A los 14 días se logró normalizar la presión arterial, pero, el paciente no recobró aun conocimiento.
   Los médicos de la sección encargada aplicaron nuevos métodos de asistencia de acuerdo a la situación en constante cambio. Por fín, gracias a la alta devoción de los trabajadores médicos, mi hijo Song Jin lo recobró, al cabo de más de 20 días. Luego, se le restableció el sentido y respondía a la llamada. Para mí fue de veras un hecho muy asombroso.
   Aunque oía decir cotidianamente de los grandes beneficios del régimen de salud pública socialista, me percaté más profundamente de ello, a través de mi vivencia. Una publicación que leí en una ocasión señalaba que en un país extranjero, un chequeo médico general costaba 2 mil dólares norteamericanos, la operación del corazón 30 mil y la hospitalización por día, cientos.
   En contraste con esa realidad, no tuve nada que preocuparme por el costo de cura o medicamentos. Mi hijo fue sometido tres veces a la operación grande que costaba mucho, se efectuó con frecuencia la reunión consultiva médica frente a la situación del mal en brusco cambio y se le inyectó diariamente enorme cantidad de medicina. Sería algo inimaginable en otros países que el Estado sufragaba del todo la asistencia médica de personas comunes. No tenían fín los beneficios estatales que se dispensaron gratis a mi hijo durante más de 100 de su permanencia en el hospital.
   El día del alta del hospital, subí con el hijo a la colina Mansu y rendimos de todo corazón el saludo de agradecimiento a los Grandes Generalísimos Kim Il Sung y Kim Jong Il, ante sus estatuas. Aunque estabamos muy agradecidos por el retorno de mi hijo a la vida, el médico encargado venía periódicamente a mi hogar para hacerle examen, diciendo que la cura no debía afectar el estudio de mi hijo, estudiante universitario.
   Gracias a tal cálido devoción, mi hijo Song Jin se forma como un arquitecto del futuro. Si no hubieran el bondadoso régimen de salud socialista y la abnegación de los trabajadores médicos con bello amor al ser humano, tampoco habría el presente de mi hijo.
   Por vivir bajo los constantes beneficios de la asistencia médica gratuita durante decenas de años desde que ella se implantara, yo y mis familiares, al igual que otros habitantes de este país, considerábamos la realidad como cosa natural. Pero, el hecho milagroso de que se resucitó mi hijo que se encontraba en un dilema de vida o muerte, me envuelve en los sentimientos de inmenso agradecimiento a la patria madre.
   Tengo fuerte impuso de gritar a todo el mundo, que la beneficiosa asistencia médica gratuita, implantada en nuestro país hizo renacer a mi hijo."
Fuente: Voz de Corea en español