Se efectuó el día 23 en el Tribunal Supremo de la República Popular Democrática de Corea el juicio sobre Kim Kuk Gi y Choe Chun Gil, espías del Servicio Na cional de Inteligencia del Sur de Corea, quienes fueron capturados al cabo de cometer el espionaje anti-RPDC bajo el control de Estados Unidos y la banda títere surcoreana. 

En la ocasión los habitantes de distintas capas participaron en calidad de observadores. Luego de examinar el registro de pleito de los acusados que corresponde al artículo 60 (crimen de conspiración contra el Estado), el 64 (crimen de espionaje), el 65 (crimen subversivo y de sabotaje) y el 221 (crimen de acceso ilegal a la frontera), del condigo de la RPDC, se presentaron las actas de acusación que determinaron los crímenes de los detenidos y hubo la investigación sobre el caso. Durante el proceso de investigación, los acusados reconocieron todos los hechos de que ellos ofrecieron en ultramar al "SNI" los datos relacionados con la Dirección Suprema de la RPDC, los secretos del partido, el Estado y militares y los datos sobre el estado interior, recogidos sistemáticamente, y tomaron activa parte en el terrorismo político estatal y en actos hostiles anti-RPDC de Estados Unidos y la banda títere del Sur de Corea, tales como la fabricación y difusión de los materiales de propaganda intrigante. 

Se exhibieron diversos aparatos de espionaje que confirman los crímenes de los acusados y otros testigos, entre otros las memorias con los multimedios malsanos. En su argumentación, el fiscal insistió en que los crímenes cometidos por los acusados deben ser sentenciados debida y severamente según la ley de la RPDC, al calificarlos como gran terror político estatal contra la digna Dirección Suprema y una violación contra la seguridad del régimen socialista y el Estado, y solicitó condenarlos a muerte. 

En el alegato, el abogado propuso al juicio sentenciar no a la pena de la muerte, propuesta por el acusador, sino a la otra, aunque son muy graves los crímenes de los acusados y sus consecuencias, para que ellos puedan arrepentirse más de sus crímenes presenciando personalmente en adelante el aspecto próspero de Corea socialista. 

El juicio sentenció a los acusados Kim Kuk Gi y Choe Chun Gil a trabajos reeducativos de tiempo indefinido, respectivamente. 

Los crímenes de Kim y Choe, espías del Servicio Nacional de Inteligencia del Sur de Corea, comprueban que EE.UU. y la banda títere surcoreana son caudillos del terrorismo político estatal y de artimaña y demuestran claramente el destino trágico de quienes se suman a tales maniobras hostiles.

Fuente: Voz de Corea, desde Pyongyang, capital de la República Popular Democrática de Corea.